2018/06/12

Mi Colorina


Cuando murió Marés González nos dejó los aromos en Agosto del 2008 y ayudé a ponerlos en los pasillos del Teatro Nacional para su velorio. Hoy 11 de junio del 2018 Liliana Ross nos deja en el día mas frio del año con tormenta eléctrica y granizos que dejaron a Santiago blanco por varias horas, se me hace que es de actrices emblemáticas hacer escenario ambiente que no queda en un día cualquiera.

Debo haber  tenido unos 13 ó 15 años cuando  Gerardo Salinas, un compañero del colegio, me dijo que su papá traía a Concepción   la obra “Brujas”,  con un elenco del que ya se despidieron antes Rebeca Ghigliotto (2003) y Anita Klesky (2000). Yo ya quería ser actriz desde chica pero conocía poco de la parte  de atrás de los  escenarios, salvo las clases de teatro extra programáticas del colegio y esa noche, después de la  función en el Teatro Concepción frente a la plaza de Armas (a tres cuadras de la casa de mi mamá por lo que no había problema de quedarme un rato mas) Gerardo me llevó a los camarines como le pedí, a conocer a las actrices. Entramos por el escenario, yo por primera vez estaba entrando en un lugar que siempre quise conocer  y estaba muy nerviosa, cuando llegamos al camarín el me dice con su tremenda sonrisa “ahí está, pasa” y yo no pude, me paré en la puerta y la vi, ahí estaba, la actriz, ya no el personaje que había estado en escena recién. Liliana Ross en vivo y en directo, arreglando sus cosas, guardando ropas en su maleta y no me atreví a entrar, me sentía en nivel  100 de emoción, solo lloraba y ella me sonrió, me hizo pasar, me abrazó y me dijo “me recordaste a mi cuando conocí en Inglaterra al actor de Yo Claudio”… el hecho de parecerme a ella en algo aunque fuera un solo recuerdo para mi fue increíble e inolvidable y ya no me sentí tan pava de no parar de llorar.

Años después, unos  14, ya me había venido a vivir a Santiago y había comenzado mi carrera de actriz autodidacta en la casa de la cultura de Recoleta  bajo la dirección de Juan Manuel Sánchez, en esa academia, que era hasta ese entonces,  conocí a Solange y Ramón quienes me llevaron a trabajar en teatro musical, en Jesucristo Superstar en el Teatro Cariola ni más ni menos, dirigida por el que luego  sería el papá de mi hija y quién me abandonaría por una bailarina cuando  Catita tuvo 6 meses y estábamos en plenos ensayos de la siguiente temporada. El  la llevó a trabajar con nosotros y yo me sentí incapaz de sostener la situación, a esos 28 años que tenía el mundo se me desmoronaba y la vocación y el oficio me exigían el profesionalismo que en ese momento no tenía y que busqué en esa persona que admiraba… conseguí su mail y le escribí:

“Mi admirada Liliana… “

Le recordé mi momento importante de niña cuando la conocí y le conté lo que estaba pasando, le hice saber que necesitaba su concejo frente a mi disyuntiva, en el fondo creo que le estaba pidiendo permiso para abandonar el barco y no me lo dio… puede que ni me recordara pero ¡me respondió! Es una lástima haber perdido mi cuenta de yahoo después de abrir la de gmail pero recuerdo en su respuesta algo así como “solo el trabajo va a sanar cualquier dolor, sigue adelante por ti, no abandones” y ahí recibí otra vez su palabra como una lección de una maestra elegida.
Hace un año y medio fuimos compañeras de Tango en las clases de Cassandra Day en Chileactores, esta vez  ya no le recordé nada de mis interrupciones en su vida y la disfruté como compañera, aprendiéndonos los pasos y  comentando como cabras chicas entre todas la suerte de bailar con Jorge Alis.

Hoy desperté con la noticia de su muerte, desde España me mandó el mensaje mi hermana y desde Villarrica Gerardo me recordaba nuestro momento con ella, fue tanto  para mi con esos pequeños gestos de acogida, como para much@s me imagino, pues era una Reina Encantadora con el tiempo suficiente para cada quien le requería. Gracias Lili por tu bella y dedicada existencia.

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