2013/07/17

Experiencias teatrales: "Maldito Amor" (17 al 31 de Julio Teatro Nacional))

El Teatro Nacional es tan oscuro que da para beso y agarrón antes que empiece la función… Luego aparecen los 5 actores en escena y empieza la magia de un texto hecho acción, llevado a imagen real, un año completo de algún cuarto medio de nuestra propia o amiga experiencia, hechos que marcan el abismo de lo que es dejar de pertenecer al camino básico después de los ahora ya 13 juegos. La calidad actoral y el ingenio del director se lucen sobre 4 o 5 sillas nada mas, digo absolutamente convencida que Priscila Huaico sin duda alcanzará el nivel de Primera Actriz del teatro nacional en unos años, le basta la presencia para emocionar o hacer reír (en mi caso también llorar) y Eduardo Luna sorprende con su energía arrolladora y actual, Pamela Alarcón y Carolina Castro nos enrostran sin pudores lugares visitados en la inconsciencia del amor o desamor propio y Carlos Aedo (el profesor) es el encargado de mostrarnos donde llega el camino del no aprendizaje de la real magnitud de la frecuencia rosa y la cantidad de veces que se puede tropezar con la misma piedra cuando no se logra aprender. La música es un factor importantísimo que apoya al espectador (no es menor si vas acompañada de un rockero) y la interpretación católica popular de los actores una sátira a las creencias sexo-amatorias. La obra nunca deja de aportar y no da tiempo ni siquiera para mirar hacia el lado pero si, para hablar de ella por días, es un atento y vertiginoso viaje catártico (los palos nos llegaban por lado y lado) el público en total logra volver a los 17 y queda pensando en el camino recorrido desde ahí hasta la propia actualidad. Salimos contentos, erizados y con el cuerpo contracturado en busca de un lugar para conversar… que todo esto te pille mas encima en un momento romántico de la vida como a mi, no tiene precio... De las expectativas que tenía solo sabía que Carlos Huaico me sorprende cada vez en sus montajes y esta vez no fue la excepción. ¡Un 7!

2013/07/06

Experiencias teatrales: "En busca del Huemul Blanco" Teatro El Puente

Anoche soñé mis pies caminando uno con una alpargata negra y otra blanca. Fuimos al teatro “El Puente” a ver “En Busca del Huemul Blanco” a las 20:30, pagamos 2X1 estudiante mas encima gracias a la Sandrita (hay que ver que a veces uno por plata no pueda ver muchas obras ¿Qué no sea un derecho esta weá? Ando mas corta que Osho pero me pareció justísimo pagar lo que podía literalmente. La Cata dijo “parece que no es para niños” jajaja es que era la única niña ahí. Nos sentamos en tercera fila justo en el primer escalón al medio, nos acomodamos porque adentro estaba calentito me preguntó ¿Qué es un huemul? Inmediatamente agregó ¿es como un Reno verdad? (cosita rica) si, es como un ciervo de patitas mas cortas y mas gordito pero grande igual (la verdad nunca he visto uno en vivo pero así lo se yo por el escudo por lo menos) una bella voz femenina tras nosotros empezó a leer la reseña de la obra, me quedé quieta y le dije a la Catita “Mira, escucha” (me acordé de “adiós tía Patty” jajaja) la mujer de atrás arriba (segundo escalón arriba de Cata) leía muy bien, sonaba explicativa y paciente, muy agradable de escuchar, cuando terminó me di vuelta y le dije ¡gracias! Nos miró y dijo “Ah! Como haciendo que nunca cachó que alguien la pudiera escuchar si estaba leyendo en voz alta ejjeje, en seguida me cambió la cara cuando caché que era la Sarita Mellafe, oh!!! Me dieron ganas de contarle una talla que nos pasó con ella hace años cuando la Cata era chiquitita de 2 años ponte tu y mientras ella daba el vamos en la inauguración de una muestra de lasers rosa en la sala Gabriela Mistral la Cata se tiraba al piso frente a ella bailando y haciendo piruetas de video loco jajajaja, le dije a la Cata “mira, esa señora de atrás la que leyó es actriz y fue la primera ministra de cultura que tuvo este país ¡mish!. Termina de entrar el público, cierran la puerta y Felipe nos pide apagar los celulares y nos alerta de que no nos asustemos si el puente se mueve (escucho en susurro la bella voz de nuevo y esta vez suena amargada diciendo “se cimbra, porque dice se mueve si se cimbra, un puente se cimbra, que poco vocabulario” pucha dije yo pa mis adentros, si cimbrar igual es un movimiento, no podis pasar rabia por falta de sinónimos, a mi la lección me quedó en todo caso, vamos ampliando el léxico. Empieza la función. Estéticamente a simple vista me pareció muy atractiva y la mente empieza a preguntarse cómo van a solucionar una historia completa casi sin color ¿será fome? ¿Por qué? En fin, veamos… Una voz de locutor reconocible sin cara pero intuíblemente seductor de mirada , 13 actores en escena, 7 personajes y 6 de apoyo imprescindibles, nos metimos en un viaje mezcla de fantasía ansiosa y nostalgia, en el punto presente, dando posibilidades de focos en cada espectador, cambios de cámaras en las escenas entrelazadas, los personajes increíblemente diseñados, con cuadros musicales completamente humanos al mas puro estilo video clip colegial, me sirvió pa contarle a la Cata que la interprete de la canción original que ella conoce tenía mas o menos su edad cuando cantaba esa canción, mientras pasaba la obra distinguimos el personaje de nuestra amiga Sandra Araneda que ha participado en varias obras de Los Contadores-auditores sino en todas y siempre se luce y pasados unos minutos de la obra la Cata reconoció a su colega Andrea García Huidobro de cuando compartieron escenario en “La Celebración” ahora con un personaje extraordinario, mas se reía conmigo, yo hasta lloré, la Cata ya me conoce, los finales pa mi son llorones y ella siempre se pone nerviosa antes que empiece, esas son nuestras sensaciones costumbristas de partners de espectáculos. Aparecen nombres reconocibles de la actualidad en la obra como parte de una fantasía muy graciosa, yo me hacía participe de los coros musicales que lograba calzar, de hecho aplaudí después del primer cuadro musical pero como nadie mas lo hizo me guardé el resto de los aplausos para el final. Lo pasamos genial, nos parece completamente recomendable, nos reímos de la obra y de nosotras mismas, es un momento de entretención completamente fuera de la realidad bajo el manto de la magia teatral.