2013/09/04

Experiencias Teatrales: “Allende, noche de Septiembre” (GAM)

Nunca me imaginé la chichita con la que me iba a curar, yo me gané dos entradas para ir a ver una obra en el GAM antes de su estreno y fui porque amo el teatro pero cuando llegamos, pedimos un programa prestado y ahí recién cachamos que obra era, como se llamaba y quienes actuaban….  las medias pepas que abrí cuando caché que iba a ver “en vivom y en direstom” a Patricia Rivadeneira (yo pensé que aún estaba en Roma) Mario Lorca y Rodolfo Pulgar en el papel de Allende… ¡o sea! (y creo debe haber sido el pensamiento de muchos) el respeto a los actores que había en esa sala hizo que ni un celular sonara e incluso escuche a gente decir “me voy a asegurar que esté apagado” (pucha no me acuerdo del nombre de los otros 3 actores maravillosos).

Empieza la obra, una vez mas los tonos eran verdosos, (2 días antes vi WOYSECK) mas esmeralda que paco el verde en esta oportunidad y sin la cosa experimental de la que me he estado nutriendo este último tiempo, esto era una película viva, el elenco “Es” ¿les pasa que a veces uno ve personajes que los piensa en otros actores? Bueno aquí no, aquí todos son los que deben ser, logra meterte dentro de la historia, es emocionante al máximo, la escenografía es tan intima al aire libre dentro de una sala, la participación de los actores como agentes creativos es tan refrescante y necesaria para lo que logran en su trabajo, el texto es tan real y familiar, el humor es tan atinado y la ambientación musical de una delicadeza mas que agradecible de principio a fin, sobretodo de principio… la obra es tan, Tan, TANNNN TANNNNN TANNNN BUENAAAAAAA… es una obra de arte extrema como debe ser para que logre trasportar según mi humilde opinión…

Yo tuve la suerte como público de que mi acompañante me rodeara con su brazo desde mi primer sollozo en la mitad de la obra, en gran parte para apoyarme pero por otra parte creo que para alejarse unos centímetros de la “sorda viejecita” (personaje del público que le tocó al otro lado de la “llorona” que era yo) que quedó mal ubicada al extremo izquierdo de la sala y no paro de susurrar “no se escucha” a ratos como si su opinión pudiera hacer un cambio en medio de la acción (pobre Edu)

–Señoras y Señores, en una obra de teatro el texto le pertenece a los actores, a nadie mas, a menos que haya interacción directa al público donde existe libertad de expresión momentánea, sépase falto de respeto si emite “ruidos molestos” que por algo se llaman así-

 es probable que haya sonado baja en los extremos por eso siempre se agotan primero los asientos del centro, si no alcanza a sentarse al centro, sepa que existen estas probabilidades pero yo espero que “Mas temprano que tarde vuelva el respeto a las salas de teatro donde la gente libremente deje cualquier estimulo externo a la obra fuera de la sala o bien apagado y guardado en sus bolsillos o carteras para respetar y entregarse al arte a través de sus 5 sentidos y la catarsis del cuerpo desde sus mentes” hubo alguien que osó abrir un bolso con velcro y el “SHH” se agradeció, yo repetí el “SHH” con el dedo cerrando mi boca frente a la viejecita para que me leyera el gesto pero ella era sorda por sus ojos también…  pese a la anécdota salimos agradecidos y renovados yo me entretuve hasta el final y lloré estertorosamente, aplaudí y los ¡bravo! me salían desde la guata, la obra termina donde empieza la historia, la imagen final….¡¡Ay Marx mío!!


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